Tal y como os comenté en el post anterior, ya llevo dos semana en Scarborough, pero mi cabeza no termina de asentarse. Hace semana y 3 días que comencé a trabajar como camarera de barra en un disco-bar, y poco a poco me voy asentando.
Cuando me dijeron que iba a trabajar preparando bebidas la verdad es que me asusté muchísimo. Nunca había trabajado de eso, y si encima le añades que aquí las cosas se llaman de otra forma… Si os digo la verdad estuve a punto de dejarlo. Pero no quise tirar la toalla. Quería vivir aquí y sabía que ésta era la única forma así que me olvidé de todo y fui a trabajar el primer día con muchas ganas.
Todos sabemos que el primer día de trabajo en cualquier sitio es duro, porque estamos muy perdidos, y yo iba con esa idea en la mente. Pero si a eso le añades el que era sábado, todo en inglés y que no tenía ni idea de servir bebidas… Eso fue lo peor y un caos total. Cuando llegué a mi habitación a las 2 de la mañana lo único que me salió hacer fue llorar. Llorar de la impotencia.
El segundo día era mi day off así que aproveché para despejarme y dar una vuelta por el pueblo (de ahí las fotos de hoy). Necesitaba relajarme y para mí salir a hacer fotos, al ser uno de mis hobbies, me relajó muchísimo.
Al día siguiente me tocó otra vez trabajar, y para seros sincera, iba muy asustada. No sabía qué esperar, aunque imaginé que sería más tranquilo. Y así fue. El segundo día conseguí relajar mis nervios ya que me podía valer algo más por mí misma en el trabajo y no estar todo el rato pidiendo ayuda. Desde entonces voy mucho más tranquila y con más ánimo a trabajar, aunque siempre tengo ese miedo metido dentro.
Con éste post lo que quería transmitiros es que los nuevos comienzos NO son FÁCILES, y mucho menos en un país en el que no se habla tu idioma. A pesar de todo ello, hay que seguir con el ánimo bien arriba si es lo que tú realmente quieres.